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Channel: Comentarios en: La gran empresa, ese extraño ser
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Por: Jesús Fernández

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Yo he sido testigo de cómo el estrés por la tensión de las metas marcadas afectaba a los comportamientos de personas con altos niveles de responsabilidad en grandes plantas de automoción. Me refiero a cómo sentían personalmente la presión por sacar objetivos tensos adelante en un entorno con multitud de variables. La verdad, no es sencillo… Hace falta ser un profesional comprometido, por profesionalidad, por ambición o por lo que sea… para mantenerse arriba.

Trabajando en automoción, también es parte del paisaje la lucha competitiva por la supervivencia dentro de las propias plantas del grupo. Cada planta necesita demostrar que es la mejor candidata para el nuevo modelo, el módulo o el vehículo sustitutivo. Como dice @jemarba, el hecho de que esa empresa sea grande y no “gran” no establece diferencias: la amortización de una inversión se calcula por proyecto y con frecuencia… una planta productiva es un proyecto.

Muchas veces añoramos el modelo de competitividad americano en un mercado libre, en especial de las PYMES, como espacio en que el propio trabajo tiene una concepción más libre, en donde el emprendizaje es más posible y valorado y en donde la innovación germina mejor. En realidad, lo que sucede es que cuando en vez de personas o mini-empresas de personas ponemos como agentes a gigantescas corporaciones, sus errores de bulto lo pagan montañas de personas… y con frialdad de los propios números del mercado.

Lo que al individuo le adscribimos como carácter épico, en la giga-corporación lo definimos como frío ejercicio de poder. Pero no olvidemos que, quienes lo ejecutan, son personas que creen que es lo correcto independientemente de la dureza de la situación.
El mundo de la empresa que conocemos también está asentado sobre paradojas como ésta, Julen, porque, por ejemplo, la competitividad inter-plantas incrementa la identificación de las personas con su realidad circundante, desafía a los equipos hacia la superación de sus límites… ¡e incluso genera identidad y orgullo de pertenencia!

El caso de paradoja de sentimientos frente a la empresa que cuentas desde el lado sindical (enemigo y familia) no me resulta nada extraño. Creedme, no es difícil encontrar entre personas jubiladas rasgos de esto… y de orgullo por sus años de trabajo y de logros en una gran empresa.

Lo has definido muy bien. No resulta difícil asignar el papel de Mr. Hyde (¿o debería ser al revés?) a nombres con rostro lejano y ponerles en el cartel de enemigo. El resto… “somos todos”. Perfecto Arie de Geus.

Y yo no sé qué ocurre con los que sobreviven a la crisis dentro de la empresa y acaban años después con la sensación de haber sido ellos parte de quienes lograron la supervivencia. No lo sé… pero me gustaría saber.

Dicho esto… hay enormes problemas en este modelo y cosas que no están nada bien. Problemas de gestión, de responsabilidad, económicos… y sobre todo éticos. No es que algo estemos haciendo mal… es que ya lo hemos hecho. No voy a entrar, porque ahondar es fácil y porque el propio post y los otros comentarios se plantean desde este lado, pero este asunto… lo que no me parece es sencillo.

Así que no lo simplifiquemos: sería un muy craso error.

Normalmente tendemos a criticar las forma en que adoptan decisiones de los cuatro Mr. Hyde que se sientan a decidir alejados de los mortales… y por supuesto el simple hecho de que puedan hacerlo por nosotros.

Pero la inmensa mayoría de Dr. Jekills, los de mi primer párrafo y muchos mucho más abajo, juegan un papel en sus giga-empresas que, en emociones, gratificaciones, frustraciones, retos, broncas y esfuerzos, o sea en el día a día, no es muy diferente de quienes trabajan en otras realidades. Porque quienes trabajan sólo para sí mismos son pocos… y no están a salvo de lo anterior porque no están aislados.

Muchos de nosotros hemos tenido un recorrido por empresas en el que hemos aprendido la importancia de poder trabajar con una cierta libertad en su interior. Y cuando lo consigues (si lo consigues) y lo paladeas… ya no estás dispuesto a renunciar, ¿verdad?

No creo ser sospechoso de defensa de un modelo de giga-multinacionales. Espero que de nuestro trabajo y de nuestras ilusiones surjan modelos que sustituyan a lo que tenemos, porque el modelo actual puede derrumbarse y porque… vamos… que no es plan. Pero no va a ser fácil. Nada fácil.

Siento el largo discurso… he estado a punto de pasarlo a un post… 😉


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